En la década de los treinta las ideas del comunismo recorrían el mundo entero, en esos años la hoy desaparecida Unión Soviética vivía un conflicto de talla internacional: el enfrentamiento entre Joseph Stalin y León Trotsky.

Trotsky fue expulsado de su partido y después de su país, se exilió en Turquía, en Francia y Noruega, pero la presión soviética nunca cesó; buscó asilo en otros países, y fue México, con  Lázaro Cárdenas como presidente, el que lo aceptó.

El principal promotor del permiso fue Diego Rivera, y aunque fue una decisión polémica, Cárdenas dio su aprobación con el argumento de que sólo se trataba de un acto de caridad ante la negativa de los países europeos.

Trotsky y su esposa Natacha Sedoff llegaron a México el 9 de enero de 1937, se hospedaron en la casa de Diego Rivera y Frida Kahlo, la “Casa Azul”, ubicada en Coyoacán. Rivera era un apasionado trotskista y en aquella época pintó diversos motivos del  comunismo, entre ellos un mural con los retratos de Lenin y Trotsky, que se colocó en la puerta principal del Rancho del Charro, en la Ciudad de México.

El revolucionario vivió en la Casa Azul sólo un par de años, durante los que dedicó su tiempo a escribir de su país, de su revolución, del nazismo y del fascismo. Sin embargo, la idea de eliminarlo nunca desapareció, sufrió un primer atentado en mayo de 1940 y uno segundo, a manos de un asesino a sueldo, el 21 de agosto del mismo año, día en que murió.

Referencia:

León Trotsky: México, su refugio y su tumba. Elsa Aguilar Casas. INEHRM.

Referencia de imagen:

León Trotsky saluda a Diego Rivera a su llegada a la ciudad de México. G. Casasola, Historia gráfica de la Revolución Mexicana, 1900-1970. Tomada del INEHRM